Estamos vendiendo muchos arándanos…, pero a los mismos consumidores

Los aranceles sobre los alimentos podrían revertirse”, advirtió la embajadora Darci Vetter ante un auditorio expectante al cierre de la primera jornada del congreso 2025 de la Organización Internacional del Arándano (IBO), celebrado en Ciudad del Cabo. Allí se reunieron representantes de 32 países para debatir sobre una industria valorada en 12.000 millones de euros, que The Economist bautizó el año pasado como “oro azul” y que, aunque marcada por la escasez crónica de mano de obra, se extiende por casi todo el mundo, con Sudáfrica como notable excepción.

El presidente de la IBO, Mario Steta (derecha), comentó que en su México natal son los guatemaltecos quienes trabajan en el campo, mientras que Marruecos sufre grandes dificultades para cubrir la demanda de jornaleros en plena temporada alta. Entre los asistentes, las perspectivas de la exportación de arándanos de Zimbabue a China fueron uno de los temas más recurrentes, especialmente porque el crecimiento interno de la producción china ha sorprendido a muchos. Aun así, incluso allí se padece escasez de trabajadores en picos de cosecha, lo que ha llevado a plantear la contratación de temporeros de países vecinos.

El último informe anual de la IBO, de 288 páginas, desglosado por sus autores durante el congreso, dejó un mensaje claro: el valor del arándano —impulsado por la categoría premium— crece más rápido que el volumen. Como subrayó Cort Brazelton, uno de los autores: “Estamos vendiendo muchos arándanos…, pero a los mismos consumidores. Todavía queda trabajo por hacer para ampliar la cartera de clientes”.

Mientras tanto, otra cuestión que inquieta a los productores es el déficit comercial agrícola de Estados Unidos y el impacto de los aranceles. ¿Qué pasará con los arándanos estadounidenses, ahora que los costes de producción se encarecen y exportar resulta más difícil? ¿Se quedarán en el mercado interno? ¿Se destinarán a congelado? Son preguntas que exigen estrategias de respuesta por parte del sector.

Vetter señaló un posible resquicio de esperanza: que se negocie una exención para los productos frescos. Podría incluir a los arándanos fuera de temporada, aunque la elevada producción estadounidense podría jugar en contra, al contrario que en el caso de productos como el aguacate o el café, que ya han conseguido esa excepción.

La embajadora, antigua subsecretaria adjunta de Agricultura en el Departamento de Agricultura de EE. UU. durante la administración Obama, y más tarde vicepresidenta sénior en PepsiCo, hoy consultora independiente, recomendó a la industria mantenerse atenta a la naturaleza volátil de las decisiones comerciales de la administración Trump. “Utilicen a sus asociaciones sectoriales”, aconsejó, recordando que muchos burócratas carecen de la visión práctica para dimensionar el impacto real de medidas como el encarecimiento de fertilizantes.

La actual administración defiende que el déficit comercial estadounidense constituye una emergencia. Vetter, sin embargo, sostiene que no necesariamente supone un problema: en ocasiones refleja simplemente lo que el país puede o no puede producir, y en otras, la realidad de un comercio global donde esperar reciprocidad absoluta con países como Lesoto es poco realista. En su opinión, ello evidencia la falta de coherencia de la estrategia comercial vigente.

Aún no se siente en toda su magnitud el efecto de los incrementos de precios, insistió: “Cuando lleguen a los bolsillos, las quejas serán más sonoras”. Las elecciones de medio mandato podrían marcar un punto de inflexión, mientras que en Wall Street confían en que los tribunales reviertan algunas de estas medidas.

Por su parte, el resto del mundo parece reafirmar su compromiso con la arquitectura del comercio internacional, sin recurrir a la política arancelaria al estilo de EE. UU. La cooperación regional cobrará cada vez mayor peso, y los países reorientarán sus flujos hacia nuevos socios. La reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, con líderes de China, India y Rusia, mostró una alternativa distinta. Como recordó Vetter citando a su excolega Michael Froman: “En esencia, los países tenderán a ser poliamorosos en su manera de entender el comercio”.

06-10-25

Fuente: Freshplaza.es